Las crisis de ausencia, también conocidas como epilepsia de ausencia, son un tipo de convulsiones que se caracterizan por una interrupción repentina y breve de la actividad normal de una persona. Durante estas crisis, la persona parece estar desconectada de su entorno, sin responder a estímulos externos y sin recordar lo que sucedió durante la crisis. En este artículo, exploraremos los síntomas y las causas de las crisis de ausencia, así como los factores de riesgo asociados.
Síntomas de la crisis de ausencia
Los síntomas de las crisis de ausencia pueden variar de una persona a otra, pero generalmente incluyen:
Interrupción repentina de la actividad sin caerse
Una de las características principales de las crisis de ausencia es la interrupción repentina de la actividad normal de una persona. Durante la crisis, la persona puede detenerse en seco, quedarse inmóvil y parecer desconectada de su entorno. A diferencia de otras convulsiones, las personas que experimentan crisis de ausencia no suelen caerse o perder el conocimiento.
Chasquido de labios
Un síntoma común de las crisis de ausencia es el chasquido de labios. Durante la crisis, la persona puede hacer un movimiento repetitivo de los labios, como si estuviera chasqueando o mordiendo los labios.
Aleteo de los párpados
Otro síntoma característico de las crisis de ausencia es el aleteo de los párpados. Durante la crisis, la persona puede experimentar movimientos rápidos y repetitivos de los párpados, como si estuvieran parpadeando de manera excesiva.
Movimientos de masticación
Algunas personas que experimentan crisis de ausencia también pueden tener movimientos de masticación durante la crisis. Estos movimientos pueden ser sutiles, como si estuvieran masticando algo en su boca.
Causas de la crisis de ausencia
Las crisis de ausencia pueden tener varias causas, que incluyen:
Causa genética
Algunas personas pueden tener una predisposición genética a desarrollar crisis de ausencia. Esto significa que tienen un mayor riesgo de experimentar estas convulsiones si tienen antecedentes familiares de la enfermedad.
Alteración de la actividad eléctrica normal del cerebro
Las crisis de ausencia son causadas por una alteración en la actividad eléctrica normal del cerebro. Durante una crisis, hay una actividad eléctrica anormal en el cerebro que interrumpe la comunicación entre las células cerebrales y provoca los síntomas característicos de la crisis de ausencia.
Alteraciones en los niveles de neurotransmisores
Los neurotransmisores son sustancias químicas que ayudan a transmitir señales entre las células cerebrales. Las alteraciones en los niveles de neurotransmisores, como el ácido gamma-aminobutírico (GABA), pueden contribuir al desarrollo de las crisis de ausencia.
Factores de riesgo
Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar crisis de ausencia, entre ellos:
Edad (más frecuente en niños de 4 a 14 años)
Las crisis de ausencia son más comunes en niños de entre 4 y 14 años. Aunque pueden ocurrir a cualquier edad, es durante la infancia y la adolescencia cuando son más frecuentes.
Sexo (más frecuente en mujeres)
Las mujeres tienen un mayor riesgo de desarrollar crisis de ausencia en comparación con los hombres. La razón exacta de esta diferencia de género no se conoce, pero puede estar relacionada con factores hormonales.
Antecedentes familiares de convulsiones
Si tienes antecedentes familiares de convulsiones, especialmente de crisis de ausencia, tienes un mayor riesgo de desarrollar esta condición. La predisposición genética puede jugar un papel importante en la aparición de las crisis de ausencia.
Las crisis de ausencia son un tipo de convulsiones que se caracterizan por una interrupción repentina y breve de la actividad normal de una persona. Los síntomas incluyen interrupción de la actividad sin caerse, chasquido de labios, aleteo de los párpados y movimientos de masticación. Las causas pueden ser genéticas, alteraciones en la actividad eléctrica del cerebro y alteraciones en los niveles de neurotransmisores. Los factores de riesgo incluyen la edad, el sexo y los antecedentes familiares de convulsiones. Si experimentas estos síntomas o tienes preocupaciones, es importante buscar atención médica para un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento adecuado.